miércoles, 15 de enero de 2014

Memorias de un mensaje. - CAPITULO 2

Todo acaba de comenzar. Nos volvemos a encontrar los tres otra vez. La sirena anuncia el comienzo de la primera clase de este nuevo año. Aún no la habíamos visto. Queríamos estar presentes los tres al mismo tiempo, o por lo menos era lo que yo deseaba.

¿Cómo sería ese momento? Me preguntaba mientras avanzábamos hacia el gimnasio del instituto. ¿Incómodo? ¿Violento? Puede que hasta algo gracioso... No podía pensar en otra cosa.
David no había llegado aún, y tenía muchas ganas de hablar con él.
Tenía la impresión de que podía salir algo bueno de toda esta historia. Esto podía fortalecer mi relación con mi mejor amigo, o por el contrario, destrozarla por completo.
Al fin llegó al gimnasio.
  • Por fin – Pensé
Nada más llegar, cruzamos una mirada de complicidad. Sabíamos lo que nos esperaba a la hora del recreo. En el fondo... era emocionante.

Las horas pasaban lentamente. Muy lentamente. A la segunda hora de la mañana lo último que me apetecía era escuchar a una profesora hablando sobre temas aburridos que no importaban absolutamente a nadie, y por la cara de mi amigo, sabía que pensaba lo mismo.
Por fin, la sirena sonó, liberándonos de aquella insufrible espera. Era la hora del recreo.

Fuimos juntos hacia el resto de nuestros amigos como si nada hubiera pasado, y por su puesto, ella estaba allí.
Nuestro reencuentro después de las vacaciones de navidad fue algo muy... normal. Decepcionantemente normal, para todo lo que había ocurrido en esas vacaciones.
Los días pasaban, y yo observaba cómo cambiaban las cosas.
David y Blanca se hablaban más que antes, como yo solía hacer con ella en el pasado trimestre.
Lo único que fallaba, o en este caso sobraba en esta situación, era yo.

Estuve meditando sobre ello mucho tiempo, y al final, decidí, por así decirlo, “quitarme del medio”.

Por nada del mundo quería que hubiese cualquier clase de tensión entre David y yo, así que decidí que al no tener ninguna posibilidad con Blanca, debía alejarme un poco de ella. Estar algo más frio. Tratarla como a una amiga más.
Ambos intentaron persuadirme, pero sabía que era lo mejor, y que puede que incluso en el fondo, se alegrasen un poco.

En los recreos y cambios de clase se me desgarraba el pecho al no poder hacerla reír, ni poder escuchar ese “hola” que hacía que los días nublados, no pareciesen tan grises.

When I was your man”. Esa era la única canción que sonaba en mi móvil día y noche. Esa canción hacía que me olvidase un poco de todo, mientras no paraba de pensar en ello.

I hope he buys you flowers,
I hope he holds your hands
give all his hours
when he has the chance.”

Esas palabras resonaban en mi cabeza durante horas cada vez que la escuchaba.
Una tarde, Blanca hablaba conmigo como solíamos hacer siempre, aunque ya no de la misma manera. Pero esta vez, algo había cambiado.
Aquello que me dijo esa tarde hizo que quisiera abrazarla con todas mis fuerzas.
Verdaderamente, necesitaba apoyo, y, aunque pudiese tensar mi relación con David, debía estar con ella. Tenía que ayudarla en todo lo que pudiese. Era lo mínimo que debía hacer, así que decidí apartar la idea de alejarme de ella.
En estas situaciones, son las que califican a una persona como amigo, y no como alguien más.
Ahora tenía claro lo que debía hacer.

miércoles, 8 de enero de 2014

Noticias.


    Se suele decir que “Año nuevo, vida nueva”, yo he cambiado un poco el dicho y saldría así:

Año nuevo, bloguero nuevo.”

    Ahora somos dos, pero el nombre del blog, la URL y demás va a seguir siendo igual, es decir, que no cambia.


    Otra cosa qu quería deciros, en la encuesta ganaron historias cortas y textos de sentimientos, que hayan ganado no quiere decir que me vaya a dedicar solo a eso, ni tampoco que vaya a dejar de escribir lo demás.
    A continuación os dejo una avance de las próximas entradas en el blog.

domingo, 5 de enero de 2014

Memorias de un mensaje. - CAPITULO 1




   Nunca olvidaré aquel cumpleaños. Esa noche de verano en la que la conocí. No sabía que aquella chica fuese a ser tan importante para mí en tan sólo unos meses. Y tampoco podía haber imaginado que me iba a hacer tanto daño. Cada noche que la veía conectada, miraba si él también se encontraba en línea. Y siempre lo estaba.
   No hacía mucho tiempo que se llevaban tan bien. Normalmente, ella sólo hablaba conmigo, y una estúpida noche, lo estropee.
   Mi mejor amigo y Blanca, ¿Por qué no? Me dije. Llevaba hablando con ella mucho más tiempo que él, así que hice que empezasen a enviarse mensajes. No me imaginaba que se pudieran llegar a apreciar tanto en tan poco tiempo.
   Fue todo muy rápido.
   Cuando David me dijo que le gustaba, yo no sabía qué decirle. ¿Debía declarar mi amor? ¿Decirle que a mí también me gustaba? Así lo hice.

   Él es era mejor amigo que había tenido nunca, y eso que le conocía desde que empezamos el instituto hacía tres años. Con una simple mirada, nos bastaba para entendernos. Éramos tan parecidos... Así que, para no hacernos daño el uno al otro, decidimos hacer un pacto.
   Una promesa.
   Ambos decidimos que ninguno podría salir del punto de amistad en el que nos encontrábamos con Blanca.
   Pero se complicó.

   ¿Qué se suponía que debía hacer ahora?¿Cómo debía sentirme? Eso era lo único que pasaba por mi cabeza en el momento en el que Blanca me confesó que David le gustaba.
   Destrozado, le dije en un chat:
  • ¡Vaya! ¿En serio? Pues pídele salir, jajaja
  • Si, pero no sé si le gustaré...
  • Yo tampoco. Pregúntale a ver :) - mentí.
  • Jajajaja si hombre.

   Ahí terminó nuestra conversación. Estaba muerto por dentro. ¿Le digo a David lo que sabía? ¿Rompería nuestro trato? Sinceramente no me lo imagino dándome una puñalada trapera. Es demasiado bueno.
   ¿O no?...
   Me decidí, y le conté lo que sabía. Estuve meditando sobre ello mucho tiempo, y decidí romper nuestra promesa. Le dije que le daba mi consentimiento para que saliera de la amistad con ella y llegase algo más lejos.
   De todas formas, yo ya no podía hacer nada. Lo veía venir, para ser sincero. David siempre había tenido un “algo” que le hacía ser... especial.

   Le conté todo lo que Blanca me dijo. Le expliqué también mi opinión al respecto y que no me importaba que saliese con ella (aunque en realidad me mataba por dentro).
   Yo me esperaba su respuesta. Me dijo que nunca rompería nuestro pacto, porque sabía que me dolería. Eso sí que era un amigo. Lo cual me hizo preguntarme:
   ¿Estaba yo siendo un buen amigo impidiendo esa relación?¿Estaba yo portándome a la altura de la situación?
   Océanos de dudas se agolpaban en mi mente mientras el tiempo seguía haciendo que Blanca y David se gustaran más, y obligándome a tragarme mi dolor y a responder a todo con una falsa sonrisa dibujada en mi rostro.


   ¿Era rabia lo que tenía dentro de mí? ¿Ira? ¿Celos, quizás? Puede que un poco de todo. Para ser sincero, no tenía claro ni lo que de verdad deseaba. Si hacía que dejasen de gustarse, sería un pésimo amigo, pero si seguía dándole libertad para hacer lo que él quisiese, tendría que seguir tragándome mi dolor. Era una decisión difícil, y una situación en la que probablemente, se demuestraría hasta qué punto llegaba una amistad, y hasta dónde alcanzaba un romance.


 Continuará...  

sábado, 4 de enero de 2014

Encuesta.

Hola, como ahora mismo tengo varias historias abiertas, quería preguntaros algo:


Alice. - Capitulo 5



Well
Hola a todos, aquí os dejo el quinto capítulo de Alice, la adaptación que estoy escribiendo de Alica en el País de las Maravillas, de Lewis Carrol. Dándole click podéis leer los capítulos anteriores:
Para la lectura de este capítulo os recomiendo Athousand years, en la versión de Saxtribution., si no tenéis Spotify este es el link de la canción en Youtube.

Capitulo 5

El consejo de una Oruga

Llevo unos minutos con Will en mis brazos. Antes estaba pálido, ahora está recuperando su color de piel.
-En cuanto te recuperes saldremos de aquí.- le digo más calmada. Las lágrimas se me han ido al ver que se está curando de lo que tuviese.- La liana sigue atada, tenemos una salida.- le digo después, aunque dudo un poco que puedas oírme.
El suelo comienza a temblar. Un terremoto, lo que nos faltaba. Agarro a Will fuerte e intento moverlo hacia un lugar en el que no nos caigan escombros, no demasiados. Antes de que pueda apartarnos a otro lugar el temblor cesa. Al parecer hemos tenido suerte.
Miro hacia las paredes del hoyo y no lo creo. Veo salir a un ratón blanco corriendo. Al fin, un ratón pequeño, no como los pirratas. Detrás de él sale una chica con rasgos de ratón y orejas, debe de haber sufrido alguna clase de transmutación. La chica-ratón va vestida con una túnica andrajosa de color marrón, debe de usarla de camuflaje. Al lado sale otra chica, pero esta no tiene nada que ver con los roedores en su aspecto. Va vestida de criada, debe de ser la que limpie lo que haya al otro lado de la pared.
-Me temo que no.- me dice la chica que va vestida de criada.
-¿Quiénes sois?- les pregunto sin soltar a Will. La rabia me invade en cuestión de segundos, casi morimos los dos por su culpa.- ¿Y por qué habéis hecho esto? ¡No podéis decidir lo que hacer con la vida de los demás!- les grito furiosa.
-Va a haber que calmar a alguien.- dice la criada sacando un rodillo de su espalda.
-Mary Ann, no hay que ponerse así, solo es una chica enfadada.- le dice con una sonrisa riéndose de mí.
-Cálmate chica, no queríamos haceros daño a ti y a tu novio, no teníamos ni idea de que erais vosotros y no el conejo.- me dice Mary Ann guardando el rodillo.
-No es mi novio.- le digo a la defensiva.
-Pues a tu amigo, el caso era que pensábamos que era el conejo. Lizzard, entra dentro y diles que no es él.- le dice Mary Ann a la chica-ratón, aparenta unos diecisiete años.
-¿Por qué queréis matar a un conejo?- le pregunto incrédula.
-No es matarlo, es atraparlo.- se excusa Mary Ann. Yo le dedico otra mira incrédula.- Necesitamos su poder para salvar a un amigo que está atrapado en el castillo de la reina.- su voz es dulce y por su aspecto parece bondadosa, debe de tener mi edad, diecinueve.
-Está bien, pero deberíais pensar que la gente podría caer si hacéis un agujero en medio de un camino. Podríais poner una señal o algo, el conejo no lo verá.- le digo.
-El conejo es más de lo que aparenta, puede leer y escribir, e incluso tiene un coeficiente más alto que la mayoría de nosotros, lo que le permite crear portales a otros mundos, algo imposible sin un alto nivel de magia y conocimientos avanzados.- me explica, parece tener mucho conocimiento sobre el tema.
-Oh, no lo había pensado, aquí todos sois así de raros.- le digo excusándome por no saber esa información que aquí parece ser de lo más importante.
-¿No eres de aquí?- me pregunta.
-No, soy de otro mundo que probablemente no conozcas.- le digo un poco cortante.
-¿Pero a quién tenemos aquí?- dice el ratón que había entrado primero.
-Oh, también olvidaba que los ratones hablan.- le digo sin mucho entusiasmo.
-¡Lirona!- me corrige la pequeña roedora blanca, me fijo más en ella y veo que lleva un pequeño vestido rojo rosado.
-Está bien, lirona.- le digo como si le hablase a una niña pequeña.
-¡La Sota de Corazones! ¡La Sota de Corazones!- se pone a gritar mientras salta.- Sería imposible contar al número de personas a los que ha robado.- dice de manera burlona.- Y más imposible aún a las personas a las que ha traicionado.
-¿La Sota de Corazones es tu novio?- me pregunta Mary Ann. No aguanto la situación.
-¡No!- le grito.- Es tan solo un amigo, es más lo conozco desde hace tres días.- le digo molesta.
-Pues se ha creado un vínculo bastante fuerte entre vosotros dos, yo que tú me alejaría de él.- me dice Mary Ann. ¿Alejarme?¿Pero que diablos se cree que es para decirme o no con quién puedo estar?
-Primero, es un vínculo de amistad, y segundo, estaré con quien me venga en gana.- le digo enfadada.
-Tranquila, no hace falta que te pongas a la defensiva.- me dice levantando las manos.
-¿Como quieres que no me ponga a la defensiva si casi me mato por vuestra culpa?- le grito furiosa. No me puedo creer que me haya dicho eso.
-Pues vamos bien.- dice de manera sarcástica pero sin mostrar entusiasmo alguno.
No le respondo, y pasamos unos minutos calladas las dos, hasta que se me pasa la rabia.
-Ya.- le digo, y al momento me siento estúpida.
-¿Quieres entrar?- me pregunta.
-¿Y dejarlo aquí?- le digo. Me he vuelto a poner a la defensiva, pero esta vez ha sido sin quererlo.
-Podemos meterlo dentro, estará a salvo.- me dice con una sonrisa cogiéndolo de los pies.
-Está bien.- le digo yo con otra sonrisa. Lo cojo de los brazos y paso a través de la pared de tierra, parece como gelatina líquida que no llega mojarte, es una sensación escalofriante pero mágica.
-¿Y por qué queríais atrapar al conejo?- le pregunto mientras caminamos por el pasillo.
-Nuestro amigo está en el castillo de la reina.- me dice.- Contra su voluntad.- añade para aclararlo.
-¿Qué le pasó?- le pregunto, aunque tal vez no debería hacerlo.
-Él podía viajar entre mundos y la reina le encargó que le trajese a alguien de otro mundo, él aceptó, pero al volver del otro mundo volvió solo y, bueno, allí está.- me explica triste.
-Vaya, lo siento.- le digo por educación.
-Mary Ann, deja a la chica y ven a ayudarme.- le grita Lizzard a Mary Ann al verla conmigo.
-Está bien.- le grita Mary Ann.- Espera aquí.- me dice después.
-Yo también puedo ayudar.- le digo yendo hacia Lizzard.
-No lo creo.- me dice Lizzard haciendo una mueca. No me quiere aquí.
-¿De qué se trata?- le pregunta Mary Ann.
-Él.- le dice Lizzard. La intriga me vuelve a invadir, ¿quién será “Él”?
-Alice, espera aquí.- me dice Mary Ann.
-O mejor, vete por donde has venido, no haces más que estorbar.- me dice Lizzard de mala gana. No le contesto ni hago el menor movimiento de enfado, tiene razón, yo no debería estar aquí, soy un estorbo.
-¡Lizzard!- le regaña Mary Ann.
-He dicho la verdad.-le dice mientras se alejan de mí.
Paso unos minutos quieta en donde me han dejado, pero al cabo de un rato empiezo caminar por el pasillo por el que se han ido. Las encuentro cerca de una puerta de la que sale humo de colores, pero permanezco escondida detrás de la pared.
-¿Qué hay ahí dentro?- les digo saliendo de mi escondite unos minutos después.
-Alice.- dice Mary Ann sorprendida.
-Alice.- dice Lizzard haciendo una mueca.- Vete de aquí. ¡Ahora!
-No.- susurro antes de tirarme hacia la puerta. Intento abrirla pero para mi sorpresa mis manos atraviesan el picaporte, y algo tira de ellas hacia adentro haciéndome atravesar la gelatina líquida de ella.
-¡Alice, no!- oigo gritar a Mary Ann antes de desaparecer de allí.
Al otro lado de la gelatina encuentro un bosque tropical en versión gigante con humo de colores por todos lados. Comienzo a toser por el humo, me cuesta respirar.
Oigo tosidos cerca de mí y me guío a través de ellos por el enorme bosque.
-¿Hola?- pregunto al aire. Me siento estúpida, pero si alguien tose será porque está aquí. Si el humo se disipase sería más facil.
Continuo caminando sin rumbo por el bosque, cada vez veo menos las siluetas de los árboles.
En uno de mis pasos mi pie se tropieza con una rama y me hace caer por un precipicio de tierra. Cuando cesa la caída, oigo tosidos a mi lado. Me levanto rápido y me giro.
Delante de mí hay una seta con una oruga de color azul enorme fumando cachimba.
-¿Qué?- pregunto incrédula nada más verlo.
-No he dicho nada, Alice.- me responde la Oruga con voz quejumbrosa antes de echarme humo con forma de letras.
Comienzo a toser a causa del humo.
-¿Cómo sabes mi nombre?- le pregunto entre tosidos. Después de todo lo que he vivido aquí debería parecerme normal, pero no es así.
-Lo sé todo. Nunca debes de cuestionar a alguien que lo sabe todo, porque frente a esa persona, tú no sabrás nada. El conejo te guiará de vuelta a tu hogar, pero todo lo que sube, tiene que bajar.- me dice antes de echarme humo en la cara. Entonces me doy cuenta, él es el sabio del que me habló Will, él es la Oruga Azul.
-Tú, tienes que explicarme una historia, ¿qué pasó en la isla a la que fueron los ratones?- le pregunto ansiosa.
-Un ratón murió, y, su hermano, resentido, se hizo pirata y culpó a todos los demás.- me explica sin mucho interés.
-¿Eso es todo? ¿Ese es el gran misterio?- le pregunto alterada.
-No, pero no le confieso información privilegiada a desconocidos.- me dice sin prestarme atención.
-Tengo otra pregunta, lo sabes todo, ¿verdad?- le digo.
-Sí, escúpela.- me dice molesto.
-¿Por qué la Sota de Corazones quería verte?- le pregunto poniéndome recta.
La Oruga suelta la cachimba, que se cae. Empieza a cambiar de color volviéndose añil, y más tarde morada. Sigue cambiando hasta adquirir un color rojizo, lo cual me asusta.
-¿La Sota de Corazones está aquí?- me grita echándome su rabia con el humo. -¡Niña insolente! -me grita esta vez pegándome un latigazo con su cola.
Caigo al suelo resentida busco una salida, el hecho de que haya dejado de fumar me facilita la visión del bosque, pero por desgracia no veo ninguna salida, y la Oruga es unas cuatro veces yo.
La Oruga me mira con sus ojos echando fuego e ira, va a devorarme. Chillo todo lo alto que puedo para que alguien me ayude.
La Oruga se acerca a mí rebosando de rabia. Antes de que pueda devorarme la Oruga comienza echar humo, pero esta vez no es por su boca, y no es de colores precisamente. Un humo negro lo envuelve haciéndolo explotar.
Comienzo a correr sin mirar atrás. Cuando llego hasta el precipicio por el que he caído comienzo a escalarlo a toda prisa. Aunque en la mayoría de intentos me resbale consigo llegar a la cima y seguir huyendo. Sigo mis huellas hasta que llego al portal.
-¡Alice!- me grita una voz grave y aguda al mismo tiempo justo antes de que entre en el portal.
Diviso a una mariposa roja ernfurecida volando hacia a mí. Me quedo paralizada de terror hasta que me coge con sus patas para apartarme de la puerta de gelatina.
-¡NO!- chillo.
La mariposa se gira hacia mí con una sonrisa malévola. Veo un rodillo salir del portal y pegándole en la cabeza. La Mariposa se desmalla y vuelve a tener su color azul.
-Mary Ann.- digo con una sonrisa antes de meterme en el portal de vuelta.
Al otro lado del portal me encuentro con una Lizzard enfadada y una Mary Ann preocupada.
-Lo siento, siento haberme metido ahí dentro.- les digo señalando el portal.
El gesto de Lizzard se vuelve aún más horripilante, lo que me hace asustarme.
-¡Pero cómo has podido meterte ahí! ¿Es que no piensas? Si llega a salir la Oruga en tu lugar te habrías quedado encerrada ahí dentro.- me regaña, lo cual me hace pensar que le importo, pero me hace sentir inferior.
-Ya he dicho que lo siento.- murmuro mirando hacia abajo, no quiero ver su rostro.
Lizzard comienza a regañarme otra vez, pero Mary Ann la para.
-Lizzard, te estás pasando.- le dice seria.- Es de otro mundo y no sabía lo que había ahí dentro ni lo que podía ocurrir.
-¿Y entonces para qué se mete?- replica Lizzarrd.
-Curiosidad, lo que hizo que casi te decapitaran una vez.- la calla Mary Ann. Una sonrisa se dibuja en mi interior pero hago un esfuerzo para que no salga hacia fuera.
-¿Vamos a por la Sota?- les pregunto cambiando de tema.
-Está bien, vamos.- dice Mary Ann.
Las sigo por los pasillo de piedra de vuelta la salida, si ellas no estuvieran aquí me habría perdido, hay miles y miles de pasadizos en este lugar.
Nos encontramos a la Sota despierto, reflexionando sobre lo que ha ocurrido.
-¡Alice!- me dice corriendo para abrazarme. Yo recibo el abrazo, pero me sonrojo un poco, Mary Ann y Lizzard van a pensar algo. Cuando el abrazo termina me giro hacia ellas, sé como recompensarlas por salvarme.
-Tengo una idea, os ayudaremos a recatar a vuestro amigo del palacio de la Reina.- les digo una sonrisa.
-¿Qué?- exclama Will incrédulo.
-Oh, vamos.- se queja Lizzard.
-Hecho.- me dice Mary Ann con una sonrisa. A continuación me da la mano.
La lirona llega corriendo con entusiasmo hasta nosotros.
-¡Vámonos!- exclama.
Sonrío y empiezo a subir por las escaleras. Mientras, los demás me siguen. En lo alto hay una puerta, la abro y me encuentro con el agujero, pero ahora estoy al otro lado del camino, y la seta donde enganché la liana, es en realidad un camuflaje para las escaleras.
-Vaya.- suspiro al respirar el aire del bosque. Observo una paloma volando hacia el cielo y me pregunto como volveré a casa, no he visto al conejo por aquí en ningún momento.

jueves, 2 de enero de 2014

Cambio de Apariencia

              
 
         HOLA
    Bueno, en primer lugar, feliz 2014 a todos, espero que tengáis suerte este año y que sea mejor que el 2013. También quería deciros que aunque las cosas vayan mal, mantened la esperanza, es lo mejor que tenemos

    En segundo, quería deciros que voy a cambiar un poco el blog, a partir de ahora, en cada entrada habrá una introducción en la que explicaré de que trata lo escrito, capítulos anteriores, por qué lo he escrito, o cualquier cosa que crea conveniente escribir.

    También os voy a recomendar música para escuchar con cada entrada, a veces pienso que la escritura y la música están unidas, yo uso bastante la música para escribir, y algunas canciones se recuerdan gracias a las letras.
 
    A las introducciones que os acabo de explicar las voy a llamar wells, well en singular. La palabra no tiene ningún significado en especial, en inglés significa bien pero no es por eso por lo que he decidido llamar a las introducciones así, simplemente se me ha ocurrido.

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    No me enrollo más, gracias por leerme.
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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Alice. - Capitulo 4

Capitulo 4

La habitación del conejo blanco


Me despierto incómoda y con la espalda dolorida. Abro los ojos y me doy cuenta de que sigo aquí, Wonderland, Submundo o como quiera que se llame. Hace Sol, demasiado como para que pueda mirar a mi alrededor sin entrecerrar los ojos.
Me levanto y busco a Sota con la mirada, está tumbado entre las piedras, como yo lo estaba hace tan solo unos segundos. Me acerco a él y le toco con el pie para despertarlo.
-Hey.- dice al verme despierta. Tiene los ojos entrecerrados y el pelo aplastado, lo cuál me hace pensar qué aspecto debo de tener yo.
Le dedico una sonrisa de tranquilidad, no ha pasado nada malo esta noche. La verdad es que no sé cuanto tiempo he estado dormida ni qué hora pero no me importa mucho.
Él me sonríe también y se levanta en un solo movimiento. Una vez de pie se tambalea un poco y se gira hacia mí.
-Estás horrible.- me dice. No puedo evitar soltar una carcajada, el cansancio debe de haberle afectado un poco.
-Tú tampoco tienes muy buen aspecto.- le digo con un sonrisa burlona.
-No, en serio, ¿te han tirado piedras?- me dice después. Me preocupo un poco y me palpo la cara. Debo de haber estado mucho rato enterrada en las piedras de la orilla del lago, puedo sentir las marcas con solo tocarlas.
-¿Qué teníamos que hacer?- le pregunto cambiando de tema.
-No sé tú pero yo voy a bañarme.- me dice sin dejar de mostrarse cansado. Lo cual me pone de los nervios, cada vez dice cosas más incoherentes.- Adiós.
Comienza a caminar y se adentra en el bosque, al principio me quedo parada y suspiro, pero después me obligo a correr hacia él.
La vegetación del bosque es increíblemente exuberante, y además es enorme. Me muevo rápido pero sin dejar de mirar cada árbol, cada hoja, cada rama.
Por desgracia mi admiración es interrumpida cuando me doy cuenta de que hemos encogido y que, por lo tanto, la vegetación de este lugar es tan común como la de la Tierra, lo único que cambia es que la veo desde otro punto de vista, como si fuera un insecto.
-¿Y a dónde se supone que íbamos?- le pregunto tras unos segundos al volver en mí.
-A ver a la Oruga, no queda mucho.- me responde sin pararse ni un momento. Anda con prisa y sin pausa, lo cuál me hace difícil seguirle el paso de cerca.
Estoy tan solo tres metros de él, al fin cerca. Miro hacia adelante y pienso en correr pero de repente lo veo hundirse en el suelo.
Corro hacia el agujero en el que ha caído y miro a través de él, parece tener unos siete metros de profundidad.
-¿Sota?- le grito asomando la cabeza por el agujero.
-¡Alice! No sabes lo que hay aquí dentro. ¡Huye!- me grita él desde abajo. ¿Huir? ¿Tan malo debe de ser lo que hay ahí abajo? Debe de ser una trampa para atrapar a alguien, pero en tierra, ¿quién nos buscaría? Además, si quisieran cogernos lo habrían podido hacer mientras dormíamos. No me voy a ir, no lo voy a abandonar en ese agujero.
-¡No, no sin ti!- le grito lo suficientemente algo para que lo oigan por los alrededores.
-Alice, no sabes lo que hay aquí, ¡vete!- me vuelve a gritar.
-Tal vez debería bajar para verlo.- le grito pensando en alguna forma de bajar.
-¡No! Esto es una prisión, no soy quien crees Alice, huye, lo único que vas a conseguir quedándote aquí es lastimarte.- me grita esta vez preocupado. ¿qué clase de tortura tiene que estar viviendo ahí abajo?
-Voy por ti.- le grito decidida. Miro hacia mi alrededor, no hay manera de seguir hacia delante, el que haya cavado el agujero debe de haber pasado mucho tiempo planeándolo. Al otro lado del camino hay una seta enorme, lo cual me da una idea. Me alejo del agujero y busco una cuerda entre los árboles, cualquier cosa que me sirva para poder subir o bajar. Veo una liana en un árbol, pero no sé si será lo suficientemente larga como para bajar. Comienzo a tirar de ella con todas mis fuerzas hasta que la consigo arrancar. Lo suficiente larga. Sonrío y vuelvo al lugar del agujero. Hato la liana dejando un espacio para que entre por la seta y la tiro hasta ella. La anudo.
Me agarro lo más fuerte que puedo a la liana y salto hasta la pared.
-¿Alice eres tú?- pregunta Sota desde el fondo.
-Tranquilo, ya bajo.- le digo concentrada posando mis pies en las piedras para no caer en picado.
-¡Alice no!- me grita una vez más. No va a conseguir frenarme.
Continúo bajando hasta que llego al fondo del hoyo y poso mis pies en suelo. Miro a Sota sentado en la tierra húmeda mirándome decepcionado.
-Ya estoy aquí, ¿tan malo era?- le pregunto mirando su cara de agonía.
Me acerco a él con seguridad. Cuando estoy a un metro de él salgo volando y choco con una de las paredes. Un dolor punzante recorre mi espalda.
-¡Alice!- me grita.- ¡Aparta!
Miro hacia arriba y veo un montón de tierra y rocas cayendo hacia mí. Doy un giro me arrastro tumbada como puedo para escapar.
Las rocas comienzan a tocar el suelo con fuerza y una pilla uno mis mechones de pelo. Intento apartarme pero no lo consigo. Podría estar muerta en este mismo momento, estoy salvada por unos centímetros. Noto mi corazón palpitando en cada parte de mi cuerpo, mis manos, en mi cabeza, oyendo cada latido más fuerte al anterior.
-Gracias.- le digo a Sota con un suspiro girándome hacia él.
-Sigues horrible.- me dice con una sonrisa cansada. Le está pasando algo como si estuviera enfermo. La sonrisa que se iba a formar en mi rostro se convierte en una mueca de pánico y horror.
-¿Qué te están haciendo?- le pregunto preocupada.
-He robado demasiado y siempre he tenido suerte. Pero ahora ha llegado la hora de que lo pague.- me dice cerrando los ojos.
-¡No! ¡Sota no!- le grito con desesperación. Me siento totalmente impotente, lo tengo delante de mí muriendo y no puedo hacer nada para salvarlo.
Hago un último esfuerzo por liberar mi mechón de la piedra. Esta vez funciona, corro hacia él todo lo que puedo con lágrimas en los ojos, olvidando el campo invisible que lo mantiene atrapado quitándole cada segundo una parte de su vida.
-Llámame Will.- dice con sus últimas fuerzas.
Choco con campo invisible y siento una especie de fuerza reteniéndome y haciendo que me duela cada parte de mi cuerpo. Pero no lo consigue, mis esperanzas tienen más fuerza y consiguen romperlo. Siento chispazos y luz a mi alrededor pero sigo corriendo hacia Will. Lo cojo con mis brazos y empiezo a llamarlo por su nombre derrochando lágrimas sobre su ropa.
-¿Alice?- me dice en voz baja.
-Tranquilo, te vas a poner bien.- le digo en un sollozo intentando calmarme más a mí que a él.