miércoles, 15 de enero de 2014

Memorias de un mensaje. - CAPITULO 2

Todo acaba de comenzar. Nos volvemos a encontrar los tres otra vez. La sirena anuncia el comienzo de la primera clase de este nuevo año. Aún no la habíamos visto. Queríamos estar presentes los tres al mismo tiempo, o por lo menos era lo que yo deseaba.

¿Cómo sería ese momento? Me preguntaba mientras avanzábamos hacia el gimnasio del instituto. ¿Incómodo? ¿Violento? Puede que hasta algo gracioso... No podía pensar en otra cosa.
David no había llegado aún, y tenía muchas ganas de hablar con él.
Tenía la impresión de que podía salir algo bueno de toda esta historia. Esto podía fortalecer mi relación con mi mejor amigo, o por el contrario, destrozarla por completo.
Al fin llegó al gimnasio.
  • Por fin – Pensé
Nada más llegar, cruzamos una mirada de complicidad. Sabíamos lo que nos esperaba a la hora del recreo. En el fondo... era emocionante.

Las horas pasaban lentamente. Muy lentamente. A la segunda hora de la mañana lo último que me apetecía era escuchar a una profesora hablando sobre temas aburridos que no importaban absolutamente a nadie, y por la cara de mi amigo, sabía que pensaba lo mismo.
Por fin, la sirena sonó, liberándonos de aquella insufrible espera. Era la hora del recreo.

Fuimos juntos hacia el resto de nuestros amigos como si nada hubiera pasado, y por su puesto, ella estaba allí.
Nuestro reencuentro después de las vacaciones de navidad fue algo muy... normal. Decepcionantemente normal, para todo lo que había ocurrido en esas vacaciones.
Los días pasaban, y yo observaba cómo cambiaban las cosas.
David y Blanca se hablaban más que antes, como yo solía hacer con ella en el pasado trimestre.
Lo único que fallaba, o en este caso sobraba en esta situación, era yo.

Estuve meditando sobre ello mucho tiempo, y al final, decidí, por así decirlo, “quitarme del medio”.

Por nada del mundo quería que hubiese cualquier clase de tensión entre David y yo, así que decidí que al no tener ninguna posibilidad con Blanca, debía alejarme un poco de ella. Estar algo más frio. Tratarla como a una amiga más.
Ambos intentaron persuadirme, pero sabía que era lo mejor, y que puede que incluso en el fondo, se alegrasen un poco.

En los recreos y cambios de clase se me desgarraba el pecho al no poder hacerla reír, ni poder escuchar ese “hola” que hacía que los días nublados, no pareciesen tan grises.

When I was your man”. Esa era la única canción que sonaba en mi móvil día y noche. Esa canción hacía que me olvidase un poco de todo, mientras no paraba de pensar en ello.

I hope he buys you flowers,
I hope he holds your hands
give all his hours
when he has the chance.”

Esas palabras resonaban en mi cabeza durante horas cada vez que la escuchaba.
Una tarde, Blanca hablaba conmigo como solíamos hacer siempre, aunque ya no de la misma manera. Pero esta vez, algo había cambiado.
Aquello que me dijo esa tarde hizo que quisiera abrazarla con todas mis fuerzas.
Verdaderamente, necesitaba apoyo, y, aunque pudiese tensar mi relación con David, debía estar con ella. Tenía que ayudarla en todo lo que pudiese. Era lo mínimo que debía hacer, así que decidí apartar la idea de alejarme de ella.
En estas situaciones, son las que califican a una persona como amigo, y no como alguien más.
Ahora tenía claro lo que debía hacer.

1 comentario:

  1. Estoy enamorada desde el primer día de esta historia y enganchadisimaa. Va a continuar?

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