miércoles, 11 de diciembre de 2013

Alice. - Capitulo 4

Capitulo 4

La habitación del conejo blanco


Me despierto incómoda y con la espalda dolorida. Abro los ojos y me doy cuenta de que sigo aquí, Wonderland, Submundo o como quiera que se llame. Hace Sol, demasiado como para que pueda mirar a mi alrededor sin entrecerrar los ojos.
Me levanto y busco a Sota con la mirada, está tumbado entre las piedras, como yo lo estaba hace tan solo unos segundos. Me acerco a él y le toco con el pie para despertarlo.
-Hey.- dice al verme despierta. Tiene los ojos entrecerrados y el pelo aplastado, lo cuál me hace pensar qué aspecto debo de tener yo.
Le dedico una sonrisa de tranquilidad, no ha pasado nada malo esta noche. La verdad es que no sé cuanto tiempo he estado dormida ni qué hora pero no me importa mucho.
Él me sonríe también y se levanta en un solo movimiento. Una vez de pie se tambalea un poco y se gira hacia mí.
-Estás horrible.- me dice. No puedo evitar soltar una carcajada, el cansancio debe de haberle afectado un poco.
-Tú tampoco tienes muy buen aspecto.- le digo con un sonrisa burlona.
-No, en serio, ¿te han tirado piedras?- me dice después. Me preocupo un poco y me palpo la cara. Debo de haber estado mucho rato enterrada en las piedras de la orilla del lago, puedo sentir las marcas con solo tocarlas.
-¿Qué teníamos que hacer?- le pregunto cambiando de tema.
-No sé tú pero yo voy a bañarme.- me dice sin dejar de mostrarse cansado. Lo cual me pone de los nervios, cada vez dice cosas más incoherentes.- Adiós.
Comienza a caminar y se adentra en el bosque, al principio me quedo parada y suspiro, pero después me obligo a correr hacia él.
La vegetación del bosque es increíblemente exuberante, y además es enorme. Me muevo rápido pero sin dejar de mirar cada árbol, cada hoja, cada rama.
Por desgracia mi admiración es interrumpida cuando me doy cuenta de que hemos encogido y que, por lo tanto, la vegetación de este lugar es tan común como la de la Tierra, lo único que cambia es que la veo desde otro punto de vista, como si fuera un insecto.
-¿Y a dónde se supone que íbamos?- le pregunto tras unos segundos al volver en mí.
-A ver a la Oruga, no queda mucho.- me responde sin pararse ni un momento. Anda con prisa y sin pausa, lo cuál me hace difícil seguirle el paso de cerca.
Estoy tan solo tres metros de él, al fin cerca. Miro hacia adelante y pienso en correr pero de repente lo veo hundirse en el suelo.
Corro hacia el agujero en el que ha caído y miro a través de él, parece tener unos siete metros de profundidad.
-¿Sota?- le grito asomando la cabeza por el agujero.
-¡Alice! No sabes lo que hay aquí dentro. ¡Huye!- me grita él desde abajo. ¿Huir? ¿Tan malo debe de ser lo que hay ahí abajo? Debe de ser una trampa para atrapar a alguien, pero en tierra, ¿quién nos buscaría? Además, si quisieran cogernos lo habrían podido hacer mientras dormíamos. No me voy a ir, no lo voy a abandonar en ese agujero.
-¡No, no sin ti!- le grito lo suficientemente algo para que lo oigan por los alrededores.
-Alice, no sabes lo que hay aquí, ¡vete!- me vuelve a gritar.
-Tal vez debería bajar para verlo.- le grito pensando en alguna forma de bajar.
-¡No! Esto es una prisión, no soy quien crees Alice, huye, lo único que vas a conseguir quedándote aquí es lastimarte.- me grita esta vez preocupado. ¿qué clase de tortura tiene que estar viviendo ahí abajo?
-Voy por ti.- le grito decidida. Miro hacia mi alrededor, no hay manera de seguir hacia delante, el que haya cavado el agujero debe de haber pasado mucho tiempo planeándolo. Al otro lado del camino hay una seta enorme, lo cual me da una idea. Me alejo del agujero y busco una cuerda entre los árboles, cualquier cosa que me sirva para poder subir o bajar. Veo una liana en un árbol, pero no sé si será lo suficientemente larga como para bajar. Comienzo a tirar de ella con todas mis fuerzas hasta que la consigo arrancar. Lo suficiente larga. Sonrío y vuelvo al lugar del agujero. Hato la liana dejando un espacio para que entre por la seta y la tiro hasta ella. La anudo.
Me agarro lo más fuerte que puedo a la liana y salto hasta la pared.
-¿Alice eres tú?- pregunta Sota desde el fondo.
-Tranquilo, ya bajo.- le digo concentrada posando mis pies en las piedras para no caer en picado.
-¡Alice no!- me grita una vez más. No va a conseguir frenarme.
Continúo bajando hasta que llego al fondo del hoyo y poso mis pies en suelo. Miro a Sota sentado en la tierra húmeda mirándome decepcionado.
-Ya estoy aquí, ¿tan malo era?- le pregunto mirando su cara de agonía.
Me acerco a él con seguridad. Cuando estoy a un metro de él salgo volando y choco con una de las paredes. Un dolor punzante recorre mi espalda.
-¡Alice!- me grita.- ¡Aparta!
Miro hacia arriba y veo un montón de tierra y rocas cayendo hacia mí. Doy un giro me arrastro tumbada como puedo para escapar.
Las rocas comienzan a tocar el suelo con fuerza y una pilla uno mis mechones de pelo. Intento apartarme pero no lo consigo. Podría estar muerta en este mismo momento, estoy salvada por unos centímetros. Noto mi corazón palpitando en cada parte de mi cuerpo, mis manos, en mi cabeza, oyendo cada latido más fuerte al anterior.
-Gracias.- le digo a Sota con un suspiro girándome hacia él.
-Sigues horrible.- me dice con una sonrisa cansada. Le está pasando algo como si estuviera enfermo. La sonrisa que se iba a formar en mi rostro se convierte en una mueca de pánico y horror.
-¿Qué te están haciendo?- le pregunto preocupada.
-He robado demasiado y siempre he tenido suerte. Pero ahora ha llegado la hora de que lo pague.- me dice cerrando los ojos.
-¡No! ¡Sota no!- le grito con desesperación. Me siento totalmente impotente, lo tengo delante de mí muriendo y no puedo hacer nada para salvarlo.
Hago un último esfuerzo por liberar mi mechón de la piedra. Esta vez funciona, corro hacia él todo lo que puedo con lágrimas en los ojos, olvidando el campo invisible que lo mantiene atrapado quitándole cada segundo una parte de su vida.
-Llámame Will.- dice con sus últimas fuerzas.
Choco con campo invisible y siento una especie de fuerza reteniéndome y haciendo que me duela cada parte de mi cuerpo. Pero no lo consigue, mis esperanzas tienen más fuerza y consiguen romperlo. Siento chispazos y luz a mi alrededor pero sigo corriendo hacia Will. Lo cojo con mis brazos y empiezo a llamarlo por su nombre derrochando lágrimas sobre su ropa.
-¿Alice?- me dice en voz baja.
-Tranquilo, te vas a poner bien.- le digo en un sollozo intentando calmarme más a mí que a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario