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jueves, 24 de octubre de 2013

be happy.



be happy.

    Si no eres feliz con este texto no voy a conseguir que lo seas, pero al menos voy a intentar que luches por tu felicidad y mantengas la esperanza de algún día encontrarla.


    Todos tenemos problemas, algunos nos parecerán más graves que otros, pero problemas igualmente son. Los problemas de la gente a veces nos parecerán grandes estupideces, pero, ¿en qué medida sabes tú lo que le afectan los problemas, por pequeños que sean, a esa persona?¿Sabes tú acaso si él o ella es feliz? La repuesta es no. Un NO con mayúsculas. NO la conoces, aunque creas que sí. Al igual que nadie te conoce. No sabes su deseos, lo que piensa, el motivo por el que hace las cosas, lo que le importan las personas, o lo que le importa su propia vida. Si alguien quiere quitarse la vida no lo culpo, culpo a los causantes de esa decisión, esa difícil decisión.
    Sinceramente, por lo que deberías seguir adelante es por lo que vas a dejar atrás si no lo haces, si tienes una familia piensa en ellos y en como se sentirían si hicieses tal cosa. Pero no sólo en los que están cercanos a ti sino en todos. Si ahora mismo no quieres seguir adelante haz una pausa, pero no digo en el texto, sino en tu vida. Te pido por favor que no pierdas el ánimo ni la esperanza y, sobretodo, que no abandones, no lo hagas porque si lo haces, habrás perdido, y no sabes lo que pierdes ni lo que te pierdes.



No sé si esto te habrá
subiedo el ánimo o te
habrá dado ganas de vi-
vir, de seguir adelante,
pero si no eres feliz,
busca la felicidad.


O al menos razones para serlo.


lunes, 23 de septiembre de 2013

hypocrita
















hypocrita


    Este este el momento de la vida, en el que te engañan, te juzgan por tu forma de vestir y no de ser. El momento, en el que tiendes a cambiar tu vida, de manera radical. El momento en el que cambias tu imagen de los pies a la cabeza, fijándote en el más mínimo detalle que pueda delatar tu antigua existencia para eliminarlo completamente. El momento en el que te comerás la cabeza todos los días ocultando tu verdadera personalidad, pero creando una nueva que le guste a los demás. El momento en el que te sumas al club de los hipócritas.
    Puede parecer que tienen una vida perfecta. Pero no es así. 
    ¿Quieres razones? Estaré encantado de dártelas.
    La primera, como ya te he dicho antes, no puedes ser tú mismo. Crees que tu forma de ser es un asco. No lo es. No. Ser un hipócrita si es un asco. Tú siendo tú mismo/a eres único. Los hipócritas suelen ser casi todos iguales. Se dividen en varias clases, pero no las voy a citar, al menos en este texto.
    Segunda, si te vas a convertir en un hipócrita debes saber que los hipócritas fingen estar bien todo el tiempo, y que, por lo tanto, no son capaces de sincerarse con ellos mismos y ni mucho menos con los demás, pero allá tú, Tus decisiones, tuyas son.
    Tercera, empezará a importante mucho como fastidiar la vida de los demás que mejorar la tuya propia. Estarás cotilleando todo el rato sobre los demás intentando hacer pequeñas grietas que romperán la vida de los demás.
Y punto.

lunes, 16 de septiembre de 2013

DESPERTAR




DESPERTAR

Despierto en el campo de batalla. Hedor. Es lo primero que percibo al despertar.
La verdad es que ha sido un largo día. Me levanto como puedo y miro mi ropa, está manchada de sangre por todas partes, pero son manchas pequeñas, al parecer no tengo ninguna herida grave.
Miro al frente y veo que otras personas sí las han tenido, no distingo a nadie conocido. Puede que sea egoísta pero no me importa lo más mínimo si están muertos todos o si siguen vivos. Lo importante aquí es si sobrevives tú o no.
Aparto la vista de los heridos y miro hacia las montañas. No sé a dónde ir. No tengo casa, no tengo familia, no tengo nada.
Me quito mi pañuelo de la cabeza y me limpio la cara. Es rojo. Pero no porque esté teñido de sangre. Es su color, y el mío también.
Doy unos pasos hacia las montañas y después de caminar durante un rato, echo la vista atrás. Una enorme mancha roja se funde con la tierra mojada. Ahora hace Sol, pero parece ser que ha llovido.
Sigo andando pasivamente, tengo prisa, pero me faltan fuerzas. A cada paso que doy se me hace más difícil mover mis pies. Me pesan las piernas, me pesan demasiado.
Noto que me tocan la espalda. Pero antes de que pueda girarme me empujan haciéndome caer. Me doy media vuelta y no veo a nadie. Me habré caído simplemente. Me escuecen los ojos y tengo mucha sed, pero si me quedo aquí parado no llegaré a ninguna parte. Y no pienso morir ni darme por vencido. Eso nunca.



Tras unas horas caminando a duras penas llego al lago, me pare-cía imposible, la verdad. El lago. Lo ansiaba tanto.
A pesar de mi cansancio corro hacia él y meto la cabeza dentro dejando una mancha roja en el agua. Miro hacia la mancha durante unos minutos, me siento culpable, al menos hasta que se desvanece.
Me quito la ropa lentamente, que se va llevando trozos de mi piel. Me duele, pero he sentido dolores más intensos, dolores que no eran consecuencia de las heridas, sino del corazón. Me sigo quitando la ropa y la piel, pero esta vez, más rápido. Tengo muchas ganas de sentir el agua del lago.
Una vez que me lo he quitado todo me tiro al agua. El dolor de mis heridas se ve reducido a pequeños cortes en mi piel desnuda. El agua me acaricia suavemente limpiándome.
Vuelvo a notar un empujón. Pero tampoco es real.
Sigo dejando que el agua me masajé y alejándome del mundo físico en el que vivo, ya no me importa nada, mis cortes han sido reduci-dos a pequeños arañazos, y estos pronto desparecerán.
Cuando salgo del agua me pesa el cuerpo, me acerco a mi ropa para tirarla al agua pero justo antes de que lo haga veo una nota:

No ha sido un espejismo.”

Eso es lo único que pone. Sonrío para mis adentros y me acerco de nuevo al lago noto que unas manos me acarician por detrás y noto un beso en mi cuello.
Esta vez sonrío de verdad. Hacia el mundo físico, sin darle importancia a quién me vea.