tercer
CAPITULO
sábado.
Hoy son las pruebas para los equipos de deportes. No tengo ganas de
levantarme.
Al
terminar el beso con Ben no había nadie así que no supe si me lo
imaginé, o fue Maddy u otra persona.
Me
despierto rápido al ver que Maddy no está en su cama. Me quedo
sentada en mi cama mirando a la de Maddy sin hacer nada, no tengo
fuerzas para moverme; no quiero moverme, tengo las piernas
adormiladas y cálidas, y si me levanto de mi cama perderé esa
calidez, y no quiero per-derla.
Después
de un rato me levanto y sin mirar la hora me voy a las du-chas. Hoy
hay más gente que ayer, ¿qué hora será? Me voy a la del fondo
como ayer. Por suerte no hay nadie. Abro el grifo del agua caliente y
disfruto del agua ardiente.
De
camino al desayuno me encuentro con el chico que me puso, lo
reconozco por sus zapatillas, y después me fijo en su cara, es él.
Me acerco a él con la intención de decirle algo pero cuando estoy a
su lado no se que decir.
-Hola.-
le digo con una vocecita infantil. Lo he estropeado.
-Hola.-
me dice él.- ¿Te conozco? Me suena tu cara.
Espero
que no me reconozca, giro la cabeza hacia un edificio, no sé cuál
es, pero no quiero que me vea la cara.
-No,
creo que no.- le digo sin mirarle.
-A
ver, déjame mirarte.- me dice acercándose mí por el lado del
edificio al que he mirado.
Giro
la cabeza hacia otro lado. Estoy haciendo el ridículo. Paro y giro
la cabeza hacia él. De repente se queda callado, sabe quien soy.
-Bueno,
¿cómo te llamas?- le digo para olvidar lo que ha pasado.
-Robert,
¿y tú?
-Eveline.-
le digo con una sonrisa.
Seguimos
caminando un rato sin decir nada. ¿No saca fuerzas para decirme
nada? ¿O tal vez sea yo la que no las saca?
De
repente lo veo caer, no puedo guardar un carcajada. Me tapo la boca y
me pongo seria. Robert se levanta también serio.
-Perdona.-
le digo sin querer decirlo.
-¿Te
hace gracia?- me dice serio.
-Ya
te he dicho que lo siento.- le digo con la cabeza gacha.
Se
acerca a mí. Retrocedo. Se acerca más. ¿Qué me va a hacer? Tengo
miedo, no sé si correr o seguir retrocediendo.
Sonríe.
¿Qué maldad va a hacerme? Me late rápido el corazón, dema-siado
rápido; y además tengo la respiración entrecortada. No me puedo
mover.
Robert
se acerca a mí. Cierro los ojos. Espero que lo que sea que me vaya a
hacer sea rápido.
-¿Y
te hace gracia esto?- me encojo en mí misma para no hacerme daño.
Siento
cosquillas... Abro los ojos y empiezo a reírme a carcajadas. Robert,
el que me hacía la zancadilla, me está haciendo cosquillas.
-¡Para!-
le grito sin dejar de reírme.
-¿Te
hace gracia? ¿Te hace gracia?- me grita él haciéndome reír aún
más. Espero que nadie nos esté mirando, u oyendo, porque mis gritos
son cada vez más fuertes.
Cuando
me suelta nos miramos el uno al otro, yo sigo riendo.
-¿Te
quieres sentar conmigo?- me pregunta Robert.
Busco
con la mirada a Ben, a Maddy o a Austin pero no veo a ningu-no.
-Vale.-
le digo con voz suave; no me gusta que me salgan las alabras así
porque acabo cambiando mucho de voces.
Me
siento en una mesa con él y un chico más. Me gustaría conocerlo
pero en este tipo de ocasiones soy muy vergonzosa.
Él
tampoco me dice nada y acabamos pasando unos segundos muy incómodos.
Al final tiene que acabar Robert dando conversación.
-¿Vamos
a por el desayuno?- nos pregunta. Me levanto de mi silla y asiento,
el otro chico se queda atrás y habla con Robert en voz baja. Me
siento excluida.
Cojo
un par de tostadas, un zumo de naranja y mantequilla.
-¡Eveline!-
oigo gritar a alguien. Busco a alguien conocido pero no hay nadie,
habrá sido a otra Eveline.
Cuando
voy a sentarme veo a Ben buscarme. No quiero plantar a Robert y a su
amigo pero prefiero comer con Ben.
-Robert.-
le llamo.
-¿Qué?
-Pues
mira es que acabo de ver a un amigo.- en realidad no es un amigo, es
mi novio pero es raro decirlo.
-¿Quieres
ir con él?- me pregunta.
-Pues...
sí.- le digo en voz baja.
-Vale,
ve con tu “amigo”- me dice. ¿Cómo sabe que es algo más? Que yo
sepa no le he dicho nada. ¿Lo habrá intuido?
-¿Cómo
sabes que no es solo un amigo?- le pregunto asombrada.
-No
lo sabía.- me dice relajado rascándose la cabeza.- Pero ahora sí.
Me
entra una risa histérica pero no la dejo salir, y si lo hago, muy
poco.
Le
hago un gesto con la mano para despedirme y sonrío levemente. Cuando
lo hago me doy cuenta de que el otro chico me mira enfadado, ¿estará
celoso? Bueno, es igual, yo ya me voy, de hecho, me estoy yendo.
Ben
me abraza con un brazo mientras yo apoyo la cabeza sobre su hombro.
-Hola.-
le digo suspirando.
-Buenos
días.- me dice con una sonrisa antes de besarme en la frente.
-¿Con quién estabas?- me pregunta, noto que está celoso pero
intenta disimularlo.
-Con
un chico que me he encontrado cuando venía hacia aquí.- le digo
relajada en su hombro. Se ha puesto celoso, pero no me disgusta, le
importo.
Me
suelta. Espero que no vaya a hacer ninguna locura.
-Voy
a por mi desayuno.- me dice frío, seguro que lo ha hecho a
pro-pósito. Me siento en una silla gris y dejo caer la bandeja.
Apoyo el codo en la mesa y dejo caer la cabeza sobre mi mano.
Robert
se acerca. Espero que Ben no coja más celos.
-¿Qué
ha pasado?- me pregunta con una sonrisa traviesa.
-Perdona,
¿qué?- le pregunto fingiendo no haberme enterado de la pregunta.
-¿Por
qué se ha ido tu novio?
-No
se ha ido.- le digo seria y molesta.
-No
está aquí.- me interrumpe.
-Se
ha ido a por el desayuno.- le digo.
-Pues
te veo molesta para que solo haya sido eso.- me replica.
-Se
ha puesto celoso.- le digo más molesta que antes,no quería que Ben
se pusiese así conmigo.
-¿De
mí?- dice sorprendido.
-No,
de ese chico.- le digo con ironía.
Robert
mira hacia atrás, no puedo evitar reírme.
-No
veo a ninguno,- se ríe.- bueno sí pero no a ninguno que haya estado
contigo.- esta vez nos reímos los dos.
-Bueno,
me voy antes de que se ponga más celoso.-me dice con una sonrisa
antes de alejarse hacia su mesa. Yo también sonrío, me cae bien,
pero no quiero que Ben se ponga celoso.
Me
quedo sola en la mesa untando la mantequilla en las tostada.
Ben
vuelve sin decir nada y se sienta. Me quedo mirando a mi plato.
-¿Pasa
algo?- me pregunta, no me altero como habría hecho, sigo relajada.
-No,
¿por qué?- le digo.
-Por
nada, por nada.- me dice él. Yo sigo con mi plato, y él con el
suyo. Me está mirando.
-Oye.-
le digo un rato después mirándolo a la cara.
-¿Qué?
¿Pasa algo?- me vuelve a preguntar, le noto preocupado.
-No,
no pasa nada. Le digo riendo, él también se ríe.- ¿Estas celoso?-
le termino preguntando.
Gira
la cabeza y la vuelve hacia otro lado.
-Sí.-
dice avergonzado bajándola de nuevo.
-Pues
no lo entiendo, ¿no puedo hablar con ningún chico ahora que estoy
contigo?- estallo.
-Sí
puedes, pero seguiré con mis celos.- me dice sin levantar la
cabe-za.
-Mírame
cuando te hablo.- le digo intentando parecer seria.
Ben
levanta la cabeza y me mira.
-¿Qué?-
me dice molesto.
-Esto.-
me acerco a él y le beso sin pensarlo, espero que eso le quite los
celos. Me quedo un rato apegando su boca contra la mía, hasta que
oigo una bandeja caer en la mesa. Me giro rápido.
-¿Habéis
terminado?- me pregunta Maddy, está con Austin. Me llevo la mano a
la boca y miro a Ben. Está rojo, pero yo lo estaré aún más. Estoy
completamente avergonzada, pero no sé por qué.
No
le contesto y bajo la cabeza. Maddy y Austin se sientan sin decir
nada y empiezan a hablar entre ellos. Yo sigo con mi plato mientras
Ben me mira.
Miro a la mesa de Robert, también me está mirando. Agacho la cabeza
y me dedico a comerme las tostadas, no sé como explicar por qué lo
he hecho.
Momentos
después se va Austin, no sé a qué, pero tampoco mi im-porta. Voy a
hablar con Maddy, y no va a ser una conversación muy agradable.
-¿Es
que te molesta?- le pregunto yo más molesta que ella.
-Eveline
tranquila.- me susurra Ben antes de que Maddy responda. No me pienso
tranquilizar, si quiero besar a mi novio lo beso y punto.
-¿Molestarme?
¿El qué? ¿Que os beséis y solo os conozcáis desde hace tres
días?- hace una pausa, está echando su rabia hacia afuera con cada
palabra que dice. Sonrío para mis adentros, pero es una sonrisa
malig-na.- Pues sí, me molesta porque lo vuestro no es real.
Mi
interior se llena de rabia en cuestión de segundos, ¿que nuestro
amor no es real? Si que lo es, y posiblemente más que el de Austin
hacia ella.
-¿Que
no es real? Eso tú no lo sabes.- estallo.- Lo que no es real es que
Austin te amase.- Estoy roja, me arrepiento pronto de haber
estallado, pero sigo enfadada y eso me impide pensar. Me levanto con
la bandeja y la dejo con todas las demás.
-Lo
siento, ella no es así.- le dice Ben a Maddy.
-Ni
siquiera la conoces.- murmura Maddy con resignación.
Ben
se levanta y va detrás de mí, no quiero enfadarme con él así que
voy más rápido para que se me pase el enfado.
-Eveline.-
empieza a susurrarme al salir. Sigue así un rato así que no me
callo.
-Mira
Ben no quiero enfadarme contigo así que lo mejor que puedes hacer es
irte.
-Eveline,
escúchame.- me dice agarrándome del brazo. Intento soltar-me pero
no puedo, tiene más fuerza que yo.
-Eveline.-
me vuelve a susurrar.
-Que
me llames por mi nombre no va a arreglar las cosas.- le suelto tensa.
-Eveline.-
me susurra otra vez. Respiro hondo para contenerme.- ¿Qué clase de
novio sería si no estoy contigo en los malos momentos?- me pregunta.
Eso me hace recapacitar. Empiezo a recuperar mi color de piel y me
siento más tranquila. Noto que me suelta, ya no hace falta que Ben
me agarre del brazo. Estoy quieta, y también relajada. Ben se acerca
a mí.
-Gracias.-
le digo con voz suave.
-De
nada.- me susurra él. Después me besa.
He
vuelto a la cafetería. Me ha obligado Ben. No quiero estar aquí
pero hace falta que alguien se disculpe, y como yo he sido la que más
ha metido la pata debo de ser yo la que se disculpe primero. Me la
encuentro llorando en la misma mesa en la que la he dejado. Me siento
muy culpable, demasiado.
Me
muerdo el labio inferior y me siento en la mesa en la que está
Maddy.
-¿Qué
quieres?- me pregunta molesta quitándose el pelo de la frente.
-Maddy,
escúchame, por favor.- me parezco a Ben cuando me seguía, siento un
poco de asco hacia mí misma por ser como él y haber sido así.- Sé
que me he pasado un poco.- sigue sin mirarme.- Bueno, tal vez mucho,
pero lo siento. Es que estaba nerviosa y he estallado. Maddy por
favor háblame.- no sé si voy a aguantar mucho más aquí sin que me
hable.
-Yo,
yo también lo siento. Me he pasado diciendo que lo vuestro no era
real y todo eso. Estaba celosa.
No
puedo evitar esbozar una sonrisa y reírme un poco. Maddy está
celosa de mí, nunca antes había estado celoso de mí, siempre
estuve un poco marginada.
-¿Todo
arreglado?- le pregunto con una sonrisa.
-Todo
arreglado- me responde ella con otra. No se que tema de con-versación
sacar ahora, así que saco lo primero que se me ocurre- Bueno, ¿y
Austin?- le pregunto; espero que no se note que quiero irme.
-No
lo sé, decía que venía en unos minutos pero no ha vuelto.- me dice
desorientada; lo está pasando mal, y ese Austin no es que sea muy
bueno. Es guapo pero su personalidad me da asco, no sé cómo Maddy
pue-de haberse enamorado a Maddy.
-Maddy,
creo que Ben me estará esperando...- le digo con ganas mal
disimuladas de irme.
-Tranquila,
yo le espero.- me dice con la voz ronca. Me siento fatal por ella
pero a la vez me quiero ir con Ben. Ojalá no fuera tan buena con la
gente.
-No
pasa nada, me quedo contigo.- le digo arrepintiéndome con cada
palabra.
-No
Eveline, Ben te está esperando.- me dice. Supongo que ella tam-poco
quiere decir lo que dice, lo hace por mí. ¿Hasta que punto hay que
mentir por una persona?
-Ben
puede esperar.- la callo rápido. Me mira con los ojos húmedos. Yo
miro al frente esperando que aparezca Austin, ¿que estará haciendo?
ya empiezo a odiarle.
-Eveline,
no tienes que quedarte si no quieres.- me dice después de un rato.
Claro que no quiero quedarme, pero no pienso dejarla sola.
-No,
no quiero quedarme, pero lo voy a hacer, porque me importas, y porque
tú harías lo mismo de estar en mi lugar.- le digo seria.
-Gracias
Eveline, eres una buena amiga.- me dice agachando la cabe-za. Se le
escapan un par de lágrimas que caen en la mesa formando peque-ños
charcos. Me quedo callada mirando los charcos de lágrimas que se han
formado.- Vete.- me dice en un tono seco.
Me
quedo totalmente sorprendida, esperando una explicación. ¿Qué me
vaya? Pensaba que quería que me quedase, me ha dicho gracias.
-Eveline
vete. Quiero estar sola.- me dice con menos expresión que antes.
¿Qué le pasa?
Me
quito un mechón de pelo de la frente y me voy sin decir nada. Con la
voz que ha puesto no me quiero ni imaginar sus ojos, y por si no me
intimidase ya bastante es más alta que yo, y también más fuerte.
Ya
estoy fuera, lejos de la Maddy que me da miedo y junto a Ben, el
chico que me reconforta. Es un buen cambio, pero me sigo sintiendo
mal. He hecho lo más fácil.
Irme.
-He
hecho mal, ¿verdad?- le digo a Ben meditando.
-No
sé a qué te refieres, te ha dicho que te vayas, no hay razón para
estar triste.- me dice antes de inclinarse para besarme. Me separo de
él. No estoy para besos y caricias cuando Maddy está sufriendo.
Me
pongo la mano en la frente buscando una solución al problema de
Maddy. Sí, me ha dicho que me vaya,me he ido. Pero no sé.
Levanto
la cabeza rápido. Se me acaba de ocurrir algo, pero no tiene ningún
sentido.
-Ben,
¿dónde está Austin?- le pregunto rápido.
Ben
niega con la cabeza, pero no sé el qué.
-No
te lo puedo decir, lo siento.
-¿Por
qué no?- le suelto alterada.
-Le
he jurado que no se lo diría a nadie.- me dice desilusionado. Debe
de estar fingiendo.
-¿Ni
siquiera a tu novia?- le digo fingiendo estar fatal.
-No
si mi novia se lo cuenta a más personas. Lo siento Eveline, pero los
secretos secretos son.- me dice simulando tener sabiduría, tal vez
la tenga, o tal vez no.
Agacho
la cabeza.
-Eveline.-
me dice.
-¿Qué?-
le digo levantando la cabeza con esperanza. Tal vez haya funcionado y
me lo va ha decir.
-Para
de fingir.- me dice antes de echarse a reír.
Me
muerdo el labio inferior miro hacia otro lado.
Al
otro lado veo una puerta, la de la cafetería, y de ella sale Robert.
Voy a saludarlo para darle celos a Ben. Espero que sirva para que me
diga el paradero de Austin.
-¡Hola
Rob!- le saludo.
-¿Rob?-
me pregunta.
-Sí,
es como un diminutivo de Robert, cojo el Rob- y quito el -ert.- le
explico alegre. En mi antigua ciudad solíamos llamarnos por
diminutivos, motes, apellidos, o cualquier cosa que no fuera de tu
verdadero nombre.
-Pues
entonces yo debería llamarte...- se queda pensativo.
Mientras
lo piensa miro hacia atrás. Ben no se ha movido y nos mira un poco
enfada-do. Funciona.
-¡Eve!-
me grita sobresaltado.
-Me
gusta.- le digo con una sonrisa.
-Bueno,
¿qué querías?- me pregunta después.
-Ahh,
bueno es que necesito que Ben me cuente unas cosas.- le
explico.
-¿Tu novio?
-¿Tu novio?
-El mismo.- le digo con una leve sonrisa.
-Y...
¿si sois novios no deberíais contároslo todo?- me pregunta. Tiene
razón, una gran razón. Y odio que la tenga.
-Sí...-
suspiro.- ¿Bueno me ayudas?- le pregunto impaciente.
-Sí,
a ver, esto me lo hicieron una vez, líate con él y lo convences.-
me dice con una sonrisa traviesa.
-No
creo.- le digo. Pero puedo hacer otra cosa que sí que funcionará.
-Espera,
se me acaba de ocurrir una idea. ¡Gracias Rob!- le abrazo de la
emoción.
-¡Adiós
Eve!- me grita cuando ya estoy lejos, apunto de tirarme a por
Ben.
Mientras Ben me besa, busco su móvil en los bolsillos de sus pantalones. No está en los dos delanteros así que le acaricio la espalda y busco en los traseros. Lo tengo. Pero el móvil empieza a importarme menos, no sé ni por qué lo he cogido. Empiezo a pensar en Ben, en Ben y nada más que en Ben.
Mientras Ben me besa, busco su móvil en los bolsillos de sus pantalones. No está en los dos delanteros así que le acaricio la espalda y busco en los traseros. Lo tengo. Pero el móvil empieza a importarme menos, no sé ni por qué lo he cogido. Empiezo a pensar en Ben, en Ben y nada más que en Ben.
Él
es mío.
Y
yo soy suya.