SEGUNDO
CAPITULO
Hoy
es la presentación de la academia, los de cursos mayores pondrán
puestos en el edificio principal para enseñarnos los clubes, grupos
y equipos que hay en la academia.
Maddy
me ha levantado esta mañana a las nueve, por suerte he dormido toda
la noche y no me encuentro cansada.
Cojo
una toalla y ropa de mi maleta y me voy a ducharme. Cuando llego a
los baños de la residencia o todavía no ha llegado nadie o no ya se
han ido todos. Pero me da igual, me gusta estar sola y tener mi
intimidad.
Me
quito la ropa y me meto en una ducha del fondo, el agua sale
ardiendo, pero no me importa, me gusta así, e incluso más
caliente. Me ducho rápido y, para cuando salgo, todavía no ha
llegado nadie. Los espejos están empañados así que cojo la toalla
para limpiarlos un poco y poder verme, después me enrollo la toalla
para secarme y me visto.
Me
doy cuenta de que me faltan algunas cosas, un peine, un secador,
maquillaje...
Vuelvo
a la habitación para cogerlos. Cuando llego me encuentro a Maddy con
el pijama dormida en su cama. Me ha despertado ella, ¿qué hace
dormida?
Corro
para despertarla, la sacudo un poco pero sigue durmiendo. Miro hacia
la mesita de noche, hay un vaso de agua. Lo cojo sin dudarlo dos
veces y se lo echo encima a Maddy.
Ella
abre los ojos rápido y levanta su cuerpo.
-¿Pero
qué has hecho Eveline?- me grita enfadada.
-Estabas
dormida y...-empiezo a decirle yo. Ahora me siento culpable.
Noto
que se le ha enrojecido la cara.
-¡Y
lo más normal es que me tires un vaso de agua!- me grita otra vez.
-Lo
siento.- le digo inmediatamente.
Maddy
respira hondo y su piel va recuperando un color normal.
-Está
bien.- me dice levantándose de su cama. Noto que está tensa así
que cojo las cosas que había venido a buscar y me vuelvo a los
baños.
Cuando
llego ya hay más gente. Enchufo el secador y empiezo a secarme el
pelo mientras me peino. Una vez seco se me queda un poco rizado así
que cojo la plancha del pelo y me lo aliso un poco. Finalmente, me
pongo maquillaje del color de mi piel en la cara para tapar los
granos y me pinto un poco los ojos.
Vuelvo
a mi habitación, Maddy ya no está, habrá ido a ducharse. Pero hay
alguien esperándome, Ben. ¿Qué hace aquí? ¿Como sabe cuál es mi
residencia? Y peor aún, ¿Cómo sabe cuál es mi habitación? y...
¿cómo ha entrado?
-¿Ben?-
le digo dejando mis cosas en un cajón del armario.
-Hola,
me preguntaba si querías que fuésemos juntos a la bienvenida.
Relájate,
relájate, me digo a mi misma. Respiro hondo varias veces para
relajarme.
-¿He
venido en un mal momento?- me pregunta.
Pues
sí, la verdad es que presentarse a las nueve y media en la
habitación de alguien no es muy normal, sobretodo si lo conociste
ayer.
-No,
es solo que me has pillado por sorpresa. ¿Puedes esperarme abajo?-
le digo conteniendo mi enfado.
-Vale.-
me dice con una sonrisa. Después se va hacia a la puerta y me
acaricia el pelo.
¿Pero
quién se cree? Vuelvo a respirar hondo otras muchas veces, no sabría
decir cuantas porque acabo perdiendo la cuenta. Reflexiono unos
minutos y llego una conclusión completamente racional: le gusto.
Ya
estoy preparada así que cojo un poco de dinero de mi maleta y una
mochila de cuerdas y bajo a la planta baja.
Mientras
estoy bajando las escaleras, veo un problema, él a mi o me gusta, o
al menos por ahora. Es muy majo pero no nos veo juntos en un futuro,
además, no se ha podido enamorar de mí nada más verme. Pero venir
tan pronto a mi habitación y pedirme que vaya a verle en su prueba
de rugby son razones para pensar que le importo, pero lo conocí
ayer, y eso indica que le tengo que gustar bastante. Ahora me siento
más feliz, es bonito gustarle a alguien. Me replico durante un rato
porqué a mí no me gusta, debería gustarme, así al menos él sería
feliz, y puede que yo también.
Estoy
sacando conclusiones muy precipitadas casi sin ninguna prue-ba,
termino de bajar las escaleras y Ben está en el vestíbulo, de pie,
esperándome, esperándome a mí.
-¿Ya
estás?- me pregunta con su sonrisa.
Noto
que la timidez me vuelve a invadirme una vez más. Intento luchar
contra ella no puedo, es parte de mí. Noto mis mejillas enrojecerse.
-Ya
estoy.- le digo con una leve sonrisa.
Agarro
mi mochila por la parte de arriba y me dirijo hacia la puerta junto a
Ben.
Me
siento aliviada pero también frustrada, no es normal que alguien que
conoce a otra persona de un día actúe con ella como si fuesen
pareja.
Hago un gesto para que me suelte. Espero no haber sido muy brusca con él.
Hago un gesto para que me suelte. Espero no haber sido muy brusca con él.
Ben
deja de acariciarme el pelo y aparta la mano de mi cabeza con
delicadeza.
Me trata muy bien, y eso me gusta.
Me trata muy bien, y eso me gusta.
Caminamos
durante un rato por el campus de la academia son decir nada el uno al
otro.
-¿Estas
cansada?- me pregunta rompiendo el silencio.
Niego
con la cabeza.
Ben
me hace un gesto para que apoye mi cabeza en su hombro. No quiero
hacerlo pero, sin embargo, lo hago. Estoy roja, lo sé. Noto mis
mejillas arder. Cierro los ojos y respiro hondo. Me invade el olor de
Ben, y eso me gusta. Sonrío sin querer hacerlo.
Miro
a Ben como lo haría un bebé al mirar su comida, con los ojos bien
abiertos. Ben sonríe una vez más. Empieza a gustarme esa sonrisa.
Cuando
llegamos al edificio central vamos cogidos de la mano. No sé como ha
pasado, pero noto mis mejillas ardiendo. Deben de estar muy rojas.
Me he dejado llevar por Ben, esto no debería haber pasado. Intento
soltarme pero no puedo, y no es por él, es por mí. Me gusta esta
sensación, pero no Ben, ese es el problema. Después de muchos
intentos por soltarle la mano lo consigo, pero apoyo la cabeza en su
hombro y él me coge por la cintura. No podría estar más roja. La
gente nos mira sin decir nada, y algunos esbozan un pequeña sonrisa.
Ahora todos los que nos han visto creen que somos pareja.
Ya
harta de las miradas y las sonrisitas me separo de él y me voy
ha-cia uno de los puestos. Ben me sigue.
-¿Club
de títeres?- me dice riendo.
Ni
siquiera he mirado de qué era el puesto, solo me quería separar de
él.
-Sí.-
dice un chico serio con voz grave. Es alto, fuerte, y no parece muy
feliz. - ¿Te pasa algo en la cara?- le pregunta a Ben al ver que
está un poco sorprendido.
No
quiero tener que defenderlo pero es inevitable, no sirve de nada que
me resista.
-No,
no le pasa nada.- le digo seria al chico de los títeres.
Después
cojo a Ben de la mano y me lo llevo. Tal vez sí que me guste.
Busco
con la mirada los puestos de deportes, pero no los encuentro. Miro de
nuevo a Ben, seguimos cogidos de la mano.¿Qué me está pasan-do? Yo
no soy así. ¿Tanto he podido cambiar en un día?
-Gracias.-
me dice Ben.- ¿Qué buscas?
-Los
puestos de deportes.- le respondo sin dejar de mirar hacia todos
lados para poder ver entre la gente.
-Pues
vamos a buscarlos.- me dice. Noto que me agarra de la mano más
fuerte y a tirar de mí.
Empezamos
a hacernos paso entre la gente, bueno, él se hace paso entre la
gente y tira de mí.
Después
de pasar unos minutos angustiosos entre la gente los veo, los puestos
de deportes.
-Por
allí.- le digo señalándolos.
Ben
tira de mi mano sin decir nada, y sigue hasta llegar a los puestos de
deportes. Ahora todo está más relajado y hay menos gente. “Me
encantaría echarme a dormir en sus brazos” pienso al verlo más
relajado. ¿Pero qué? ¿Pero qué estoy pensando? No, no puede ser,
ni siquiera me gusta. Para quitar esos pensamientos de mi cabeza me
acerco más a los puestos de deportes.
-Hola.-
le digo a un chico que hay en el puesto de volleyball.
-Hola.-
me dice, parece majo.
-¿Dónde
me puedo apuntar?- le pregunto.
El
chico empieza a reírse. Me siento estúpida por haber preguntado.
-Toma.-
me dice dándome una hoja con nombres. La cojo.
-¿Qué
pasa?- le pregunto. Me vuelvo a sentir estúpida.
-Nada,
es que me pareces muy pequeña para jugar al volleyball.-me dice sin
dejar de reír. ¿Soy tan pequeña? Sé que soy bajita pero no tanto
como para no poder a jugar al volley. ¿O lo soy? Lo soy.
Aún
así apunto mi nombre, al menos tendré una oportunidad.
-Ya
está.- le digo devolviéndole el folio.
-Eveline,
¿No prefieres ser animadora?- me pregunta riendo otra vez.
-No.-
le digo yéndome del puesto volley.
Veo
a Ben acercándose al puesto enfadado. Giro rápido mi dirección
para detenerlo. Corro para que no llegue a hablar con el chico del
puesto de volley. Choco con él. Me caigo hacia atrás pero él me
coge del brazo y me abraza. Impotencia, rabia y frustración, eso es
lo que siento ahora. Pero por mucho que lo sienta no puedo parar el
abrazo. Quiero gritar, gritarle que me suelte, pero no puedo, me
gusta esta sensación. Sacudo la cabeza un momento y ordeno mis
pensamientos, me gusta esta sensación, pero no con él. Una vez me
suelta voy pasando por los puestos.
Patinaje,
rugby, atletismo, ¡atletismo! ¿Dónde estará Maddy? Me encantaría
estar con ella ahora mismo para contarle lo que ha pasado. Suspiro.
Siento que Ben me coge de la cintura por detrás. Me estremezco.
Estoy harta de que se comporte así. Me suelto y me separo de él sin
pensarlo. De repente me arrepiento, ¿me importa? Me importa. Añoro
la sensación de estar junto a él. Me gusta, le quiero cerca de mí.
Me
vuelve a abrazar, y esta vez lo dejo. Ben empieza a mecerme entre sus
brazos. Quiero acercarme más a él. Quiero... que me bese.
-¿Eveline?-
grita Maddy al verme en los brazos de Ben.
Me
llevo la mano a la boca y me separo de él rápido. Me acerco a Maddy
y hago una mueca diciendo: no sabía qué hacer.
-Os
dejo solos.- me dice alejándose de mí.
-Maddy
espera, puedo explicártelo.- le digo suplicándole que se quede.
-Te
espero en la habitación, no tardes.- me dice con una sonrisa
mientras se aleja.
Me
muerdo el labio inferior y vuelvo con Ben.
-Oye,
me tengo que ir.- le digo.
-Te
acompaño hasta la salida.- me dice cogiéndome de la mano.
Me
vuelvo a morder el labio. Acabo de volver a la realidad, pero sigo
estando de acuerdo en una cosa con o sin llevarme llevar por Ben: me
gusta, me importa, lo quiero, y que sea cerca de mí.
Antes
de irme le doy un abrazo y le planto un beso en la mejilla.
Salgo
corriendo hacia la residencia Greenwich, me espera una larga e
incómoda pero necesaria charla con Maddy.
Abro
la puerta de la habitación lentamente. No quiero entrar, no quiero
hablar de lo que ha pasado con Maddy. Miro antes de pasar, espe-rando
que no esté, aunque sé que está esperándome. Está sentada en su
cama, en frente de la puerta. Me mira relajada. Paso y cierro la
puerta tras de mí.
-Bien,
explica.- me dice. Ni siquiera me ha dicho hola, aunque no la culpo.
-No
sé por donde empezar.- le digo sentándome junto a ella. Es ver-dad,
no sé por donde hacerlo.
-Pensaba
que no eras de esas chicas, tu timidez, tu incomodidad, ¿todo ha
sido un engaño?- me pregunta seria, más seria de lo que me
gus-taría.
-¿Cómo... cómo sabes que estaba incómoda cuando cenábamos?- le pregunto sorprendida. No sé mentir, ni disimular tampoco.
-¿Cómo... cómo sabes que estaba incómoda cuando cenábamos?- le pregunto sorprendida. No sé mentir, ni disimular tampoco.
-Se
notaba mucho, ¿no fingías?
-¡No!
Jamás fingiría estar incómoda al conocer a alguien, además,
in-tentaba que no pareciese que estaba incómoda.- le explico tensa.
-Pues
Ben lo notó, y se ha aprovechado de ello.- me dice Maddy aún seria.
-¿Cómo?
¿Comportándose como un buen chico y viendo aquí tem-prano?- le
pregunto gritando.
-No,
pero también.- hace una pausa, está reflexionando.- Ben sabía que
no te ibas a negar a ir con él, porque estabas incómoda y no
querías es-tarlo.- me explica.
Estoy
molesta, muy molesta, pensaba que Ben me quería.
-Pues
es listo, ¿pasa algo?- le digo más molesta todavía.
-No,
tú puedes hacer lo que quieras, pero no pensaba que fueses de esas
chicas que...- se queda callada.
-¿Que
qué?- le grito. Noto que tengo las mejillas calientes, segura-mente
estoy roja.
-¡Que
se lían con el primero que ven!- me grita ella. También está
roja y tensa.
-Primero,
no nos estábamos liando.
-¿Y
entonces que hacíais abrazados?- me interrumpe.
-¡Ha
sido él el que me ha abrazado!- le vuelvo a gritar. Espero que no
haya nadie en la residencia.
-Y
tú la que le has dejado que lo haga.- me dice más calmada, pero
resentida.
-¿Ahora
soy yo la que tiene la culpa de que me abrace?- sigo moles-ta.
-No,
tú tienes la culpa de que no te suelte.
-No
he tenido valor para soltarme...- le digo. Voy a añadir que me gusta
esa sensación pero me arrepiento y no lo hago, prefiero guardármelo
para mí.
-¿Sientes
algo...- hace una pausa.- por él?- me pregunta sorprendida.
-Creo
que sí, yo no soy de esas que se tiran a por el primero que ven,
pero no estoy segura, la primera vez que lo vi...- recuerdo su mirada
verde mirando todo mi cuerpo, como si estuviese desnuda, pero no
puedo decír-selo a Maddy, pensaría que estoy con él porque
realmente me da miedo y eso no es verdad.
-¿Qué?
¿sentiste un chispazo?- me dice ilusionada, parece que ya se le ha
pasado el enfado.
-No.-
suspiro.
-¿Tuviste
la respiración entrecortada?
-No.
-¿Latidos
en el corazón a gran velocidad?
-No.
-¿Mariposas
en el estómago?
-¿Podrías
parar?- le digo un poco molesta. Después suspiro.
-Perdona,
¿Qué sentiste?- me dice más relajada, pero con una gran sonrisa.
-No
te lo puedo decir.- le digo cabizbaja.
-¿Por
qué? ¿Es malo? ¿Muy salido?- empieza a preguntar de nuevo; me
quedo callada.
-Perdona.-
me dice otra vez.- Es que soy muy curiosa.
-Lo
he notado.- le digo con una falsa sonrisa.
Ella
se ríe y después noos quedamos las dos calladas durante unos
se-gundo, noto que Maddy quiere volver a preguntar.
-¿Entonces
no me lo vas a decir?- me pregunta un rato después.
-Miedo.-
le digo seria, si fuera algo bueno no habría tenido problema en
decírselo pero... era miedo.
-¿Miedo?-
se echa reír. No tendría que habérselo dicho.
-No
tendría que habértelo dicho.- le digo molesta.
-No,
no, que es normal que un chico te de miedo.- me dice. Vuelve a
reírse.
Me
levanto de su cama y me voy de la habitación molesta.
-¡Espera!-
me dice Maddy antes de que cruce la puerta.
-¿Qué?-
le digo molesta.
-Lo
siento, es que- hace una pausa.- no te entiendo. ¿Ben te da mie-do?-
se está aguantando la risa.
-No,
ya no.
-¿Y
por qué ayer sí?- me pregunta. Ya ha parado de reír.
-Me
miraba de una manera que... me intimidaba.- le digo vergonzosa.
-Hmmmmmmmm.
Y ahora te gusta. Interesante.- me dice pensativa.
-¿Podemos
parar de hablar de esto? Me siento incómoda.- le digo.
-Sí,
¿te has apuntado a los deportes?- me pregunta Maddy. De repente se
me quedan los ojos en blanco. Solo me he apuntado a volleyball y
ahora ya habrán cerrado los puestos. Me llevo las manos a la cabeza.
-No.-
digo ahogadamente.
-¿A
ninguno?- me pregunta Maddy sorprendida.
-Sí,
al volley. Entre que estaba con Ben y que has llegado tú se me ha
olvidado. Mierda.- suspiro.
-Espero
que tengas suerte.- me dice con una sonrisa.
-¿Soy
muy pequeña para jugar al volley?- le pregunto a Maddy mi-rándome
en un espejo.
Maddy
empieza a reírse a carcajadas. ¿Querrá decir eso que sí? ¿O que
no?
-No,
no se trata de ser alta o baja, si no de la técnica.- me explica. Me
siento aliviada, porque es verdad que soy un poco baja, pero también
preocupada, no sé jugar al volley en serio.
-Bueno
tengo hambre, ¿vamos a comer?- me pregunta Maddy un rato después.
Yo también tengo, no me había dado cuenta, pero no tengo muchas
ganas de ir al comedor, porque habrá gente, y entre la gente estará
Ben, y me volverá a tratar como si fuésemos pareja, y esa gente nos
verá. No quiero que sepan que estamos juntos, que no lo
estamos, pero puede que algún día sí y ese día me gustaría
llevar con más intimidad nuestra relación.
-No
tengo muchas ganas de volver a ver a Ben.- le digo haciendo una
mueca.
-Pero
si te gusta. Lo más normal es que quisieses verlo.- me dice.
-Sí,
pero lo más normal es que él no actuase como si estuviésemos
juntos.- le replico.
-Tal
vez deberías decírselo.- me dice ella desafiante; no pienso
hacer-lo, podría estropearlo todo.
-No.-
le digo cortante.- Vamos a comer.- le digo después yendo hacia la
puerta.
Unos
minutos después ya estamos en la cafetería, junto a Ben y Aus-tin.
No he dejado que Ben se me acerque mucho y me he sentado con la
comida. Espero que no piense que no me gusta.
-Eveline,
¿te pasa algo?- me pregunta Ben al ver que no le hablo. Ni siquiera
le he saludado.
-No,
perdona, es que estoy un poco distraída.
-Ah,
vale, si quieres luego podemos hacer algo.- me sugiere. Quiero
decirle que sí, pero hacer algo sería... acabaríamos como esta
mañana. Si le digo que no, tendré que poner una excusa pero si le
digo que sí acabaré a-brazada a él.
-Pues,
no sé si puedo, tengo que organizarme un poco.- le digo. Cojo mi
móvil por debajo de la mesa y le envío un mensaje a Maddy, no es
muy coherente porque la tengo al lado pero es la única forma de que
Ben no se de cuenta.
El
mensaje dice: Quedo hoy con Ben?
-Oye,
¿mañana vendrás a mi pruebe de rugby?- me pregunta ahora.
-Supongo
que sí, al final solo me he apuntado a volley así que tendré
tiempo.- le digo con una pequeña sonrisa.
Ben
también sonríe, pero su sonrisa es más grande que la mía, aunque
nuestras ilusiones sean iguales.
Noto
que me vibra algo en el bolsillo.- “¡El móvil!”- pienso rápido.
Lo cojo y miro los mensajes. “Haz lo que quieras” Aprieto las
manos con fuerza y sigo apretándome hasta clavarme las uñas en las
palmas de las manos. Odio que me dé a mí la opción de elegir qué
hacer. No es que no quiera abrazarlo, la verdad. Tal vez me estoy
engañando a mí misma, si me gusta estar con él, ¿por qué no
estarlo?
-Eh,
Ben, ¿nos vamos después de comer a dar un paseo?- le digo con una
gran sonrisa en cara.
Ben
sonríe sorprendido, me gusta esa sonrisa.
Cuando
terminamos de comer lo cojo de la mano y me lo llevo antes de que
pueda decir nada. Tengo la impresión de que Maddy me mira, y no de
la manera que me gustaría que me mirase, pero ha sido ella la que me
ha dicho que haga lo que quiera así que no debería importarle, ¿o
sí de-bería hacerlo? Yo normalmente no haría esto pero... estoy
aquí para cam-biar y ser mejor persona, aunque así no lo consigo.
Sacudo
la cabeza para eliminar estos pensamientos de mi cabeza y vuelvo a la
realidad, no pienso liarme hoy con Ben.
Creo
que Ben me nota rara.
-¿Qué
te pasa?- me pregunta. No puedo explicárselo pero tampoco le quiero
mentir.
-Que...
estoy confusa.- le digo sin pensar mucho en las consecuen-cias.
-¿Confusa?
¿Confusa por qué?
-Porque...-
me quedo pensativa.- Porque no sé si somos pareja o amigos o
conocidos o lo que seamos.- le digo sin pensar. Me arrepiento en
menos de un segundo, quiero taparme la boca pero mi mano está
entrelazada con la Ben.
-¿Tú
que crees que somos?- me pregunta con una sonrisa.
-No
lo sé.- le digo en un tono seco. Tal vez me haya alterado un poco.
-Pues,
¿qué quieres que seamos?- me pregunta después.
-¡No
lo sé! ¿vale?- le grito soltando su mano y alejándome de él. He
alzado la voz demasiado.
-Pues
yo quiero que seamos pareja, ahora te toca, piensa un poco.- me dice
seguro.
Aunque supiese que le gustaba estoy perpleja.
Aunque supiese que le gustaba estoy perpleja.
-Pregunta.-
le digo muy nerviosa e insegura. El corazón me late demasiado
rápido. Noto un calor angustioso, más calor, y más. Me tiemblan
las piernas, los brazos, la cabeza, estoy temblando.
-Está
bien.- me dice. Se acerca a mí y sudo y tiemblo más, ahora los
dientes también, no sé si voy a poder aguantar mucho más. Ben me
coge de la manos.- Eveline Anderson, ¿quieres ser mi novia?- me dice
en voz demasiado alta. Quiero mirar hacia los lados para ver si hay
alguien que nos esté viendo o escuchando pero no puedo.
Me
tiembla la mandíbula antes de poder decir nada.
-Sí.-
ha sido la palabra más difícil de decir en mi vida, algo tan simple
como un sí.
Antes de que pueda hacer o decir nada Ben me abraza. Sonrío y le abrazo yo más fuerte, me quedo un rato en sus brazos hasta que veo a Maddy salir del comedor y voy a saludarla.
Antes de que pueda hacer o decir nada Ben me abraza. Sonrío y le abrazo yo más fuerte, me quedo un rato en sus brazos hasta que veo a Maddy salir del comedor y voy a saludarla.
No
puedo evitar esbozar una tonta sonrisa, me siento bien, muy bien,
quiero andar a saltitos, cantar, bailar, correr y sonreír todo lo
que pueda.
-¿Y
esa sonrisita?- me dice Maddy sonriendo también.
-Pues...
no sé.- le digo con una vocecita aguda sin dejar de sonreír.
-Seguro.-
me dice poco convencida.
Me
voy alejando de ella dando hasta llegar hasta Ben pequeños
salti-tos. Ben me coge con sus brazos por sorpresa y me levanta hacia
arriba, me empiezo a reír a carcajadas.
Cuando me baja me coge de las piernas y me lleva en sus brazos. Empiezo a patalear sin parar de reírme.
Cuando me baja me coge de las piernas y me lleva en sus brazos. Empiezo a patalear sin parar de reírme.
Sigo
riéndome hasta que ya no me sale más risa, mi risa se ha
con-vertido en un suspiro cansado. Miro hacia mi alrededor y veo una
extenso prado alrededor de nosotros, estamos solos.
-¿Dónde
estamos?- le pregunto rápido. Sigo en sus brazos.
-En
un descampado de la academia.- me dice tranquilo. Parece estar
disfrutando de la brisa.
-Y...
¿qué hacemos aquí?- me río sin saber porqué. Ben también se ríe
acompañando mi estúpida risa.
-Buscaba
un lugar más íntimo.- me dice con la mirada perdida en el campo.
¿Un lugar más íntimo para qué? Tengo que preguntarle para
sacar-me de dudas.
-¿Para
qué?- le digo con otra estúpida sonrisa.
Ben
me baja de sus brazos, no sé si es porque se le han cansado los
brazos o porque quiere usarlos para otra cosa o algo. Me cuesta un
poco a-daptarme al suelo y a cargar con mi peso así que me voy
pasando el peso de una pierna a otra.
-Para
decirte que te quiero.- me dice Ben con cariño. Sonríe, y yo sonrío
a su vez. Se acerca más a mí, va a besarme, no puedo dejar que lo
haga, le he prometido a Maddy y a mí misma que no lo iba a besar. Me
pongo nerviosa y empiezo a sudar. Me tiemblan las piernas. Si me
alejo de él voy a quedar fatal, ¿qué hago? Se acerca más. Simulo
un estornudo.
Por
la forma en que me mira Ben el estornudo no has sido muy creíble.
-¿Qué
pasa?- me pregunta un poco triste.
-¿Qué
pasa con qué?- le pregunto sonriendo aunque sé exactamente a lo que
se refiere.
-Oh, vamos, se ha notado
bastante que eso no ha sido un estornudo real.
-¿Qué
quieres decir?- estoy quedando fatal.
-¿No
sientes lo mismo por mí?- me pregunta más triste que antes.
-Claro
que sí, es decir, que claro que te quiero.- intento explicarle sin
meter aún más la pata.
-¿Entonces?
¿No quieres que te bese?
¿Y
ahora qué? No sé qué decirle para no decepcionarlo más todavía.
-Es
que, ¿no estamos yendo demasiado rápido?- le pregunto para
qui-tarme el peso de encima y ponérselo a él.
-Puede
que sí, pero, mientras nos queramos el uno al otro, ¿que más da?-
lo ha dicho con tanta soltura, como si no importase, me ha
enfurecido.
-Pues
da que tal vez yo no quiera ir tan rápido, puede que tú sí pero yo
no, me gusta tomarme las cosas con calma.- le digo enfadada.
-Está
bien, lo siento si te he hecho enfadar.- me dice intentando que lo
perdone.
Después se acerca otra vez para besarme. ¿Qué se cree?
Después se acerca otra vez para besarme. ¿Qué se cree?
Me
enfado mucho más y lo aparto de mí con un empujón.
-¿Qu...?
-Está
claro que no lo has entendido.- le digo seria. Después de decir esto
me alejo de él andando rápido. Noto que me sigue. La verdad no sé
hacia donde voy, no veo la salida de este descampado por ningún
lado.
Me
coge del brazo, intento soltarme pero no puedo.
-¡Suéltame!-
le grito.
-No!-
me grita.- No hasta me dejes explicártelo.- me dice más tran-quilo.
Me muerdo el labio.
-Explica.-
le digo de mala gana y con la cabeza gacha después. Ben me obliga a
levantarme.
-Perdona,
pero es que me gustas mucho y... no puedo...- se acerca otra vez. Lo
aparto rápido.
-¡Ben!
¡Eh!- le grito para que vuelva a la realidad, ya no estoy tan
enfadada.
-Perdona.-
se disculpa avergonzado.- No puedo.- me dice triste y enfadado
consigo mismo.
Tengo
que hacer algo, quiero hacer algo. Tal vez si duramos mucho juntos a
Maddy no le parezco de esa clase de chicas que se van con el primero
que encuentran. Voy a hacer algo. Cuando levanto mi cabeza Ben ya no
está, se está yendo. Corro detrás de él.
-¡Ben!-
le grito desde lejos. Él sigue avanzando sin hacerme caso, debe de
estar avergonzado.
Después
de un rato al fin lo alcanzo, aunque estoy exhausta.
-Ben,
no pasa nada, te entiendo.- le digo entre suspiros, estoy apo-yada en
él, tengo que hacer más ejercicio a menudo.
-Está
bien, gracias.- me dice sin ni siquiera mirarme. Esperaba que cuando
se lo dijese me besase, pero no ha sido el caso.
-¿Qué
pasa?- le digo entrelazando mis dedos con los suyos.- ¿Sabes que
puedes contar conmigo no?
No
me responde.
-Yo,
yo también lo siento, siento haberte gritado y haberme enfadado
contigo por una tontería, al decirte que sí debería... haber
pensado en esto.- me disculpo con dificultad.
-No,
es culpa mía...
-¿Y
si te digo que yo tampoco puedo?- le digo con una sonrisa.
Ben
se gira sorprendido, sonrío otra vez.
Ya
hemos salido del descampado y estamos por el campus cerca de mi
residencia.
-Bueno,
pues...- me dice muy tímido.
-Pues
es tu turno.- le digo con una sonrisa.
Ben
asiente y me acaricia el pelo, de repente distingo una silueta
femenina a lo lejos, Maddy. Respiro entrecortadamente. No puedo, no
sé qué hacer. Tal vez no sea Maddy, liarse no es que te
besen, no rompería mi promesa si dejo a Ben que me bese, aunque así,
a veces, de tanta insis-tencia en una mentira acabas creyéndotela.
Ben
me besa con ternura, en este momento no me importa la prome-sa, ni
nada aparte de Ben. Llevo mis manos hasta él y le acaricio el pelo
lentamente. Él baja sus manos hasta mi cintura. No sé si es esto lo
que venía buscando, pero me vale para ser feliz.
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